En estas fechas se acerca lo que se podría llamar “Promesas a Cumplir”, en donde muchas personas empiezan a formularse objetivos para alcanzar
este nuevo año que se acerca. Objetivos
tales como, “voy a bajar de peso”, “no consumiré bebidas alcohólicas”, “iré al
gimnasio por lo menos una vez por semana”, “seré mejor persona para mi pareja”,
“no me enojare fácilmente”, etc.
Lo cierto es que pocas personas logran verdaderamente estos
objetivos y la razón es simple; algunos son disciplinados y otros no.
Ser disciplinado tiene sus recompensas al mismo tiempo que
supone un sacrificio propio muy agobiante en algunas ocasiones.
Un ejemplo muy conocido es que si se desea adelgazar, se
trace una dieta estricta, un programa de ejercicios y una preparación mental
suficiente para todo esto. Pero privarse de comer ciertos platillos deliciosos
e ir a trotar en vez de ver una película es una tentación muy grande para
algunos.
Decimos que estas fechas sirven para hacernos nosotros
mismos promesas porque en realidad lo es. En algún libro de Maxwel leí que en enero los gimnasios están repletos
de personas y a veces no se dan abastos, un día un hombre fue en esos días a practicar
un poco de ejercicios y como no había cupo, le preguntó al encargado porque
pasaba eso, y el encargado le dijo que eso es solo por el mes de enero, que
esta fecha suele estar el gimnasio repleto y una de las razones más poderosas
es que muchos se comprometen a adelgazar o mantenerse en forma. Pero en marzo y
en abril muchos olvidan esta promesa y el gimnasio vuelve a estar vacío.
El reto que cada uno de nosotros tiene es, ser disciplinados
y cumplir con nuestras metas. De esta manera podríamos contribuir con nosotros
mismos a ser mejores personas.